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`Volverᴠ#RelatosTD #Concurso #QuédateEnCasa

`Volverᴠ#RelatosTD #Concurso #QuédateEnCasa
28 Marzo 2020 | 19:25 - Redacción
Siguen llegando relatos para el concurso que tenemos abiertos desde Tentudía Directo, para estos días que vivimos en España de Estado de Alerta.

Este cuarto es de Virginia García de Cabeza la Vaca. Para participar tienes aquí toda la información.

Volverá

Olor a tierra mojada, el sonido de la lluvia y unas gotas humedeciendo el cristal.

Pasear por el parque, leer un buen libro y los rayos de sol furtivos una tarde de invierno.

Subir a Tentudía, buscar setas en el campo y escuchar conciertos improvisados de los pájaros en primavera.

Un bizcocho enfriando en la ventana, el sermón de mamá mientras hace alguna tarea y un cálido abrazo. Su abrazo.

Las historietas de papá mientras suena de fondo “El guiñol”, nuestras pequeñas discusiones, mi beso de buenas noches.

Los ratitos con mi hermano, su mirada cómplice, nuestras celebraciones.

Quedar en la Cruz del Rollo, esperar a los de siempre, echar de menos a los que faltan. Nuestras infinitas anécdotas.

Viajar a Cáceres, recordar nuestras patrañas, brindar por nuestra amistad.

Su forma especial de cocinar, su manera peculiar de protegernos, su cariño y ternura. Su amor incondicional.

Nuestro hogar, ahora más nuestro que nunca. El miedo. Tus besos en la frente. La solidaridad. Las videollamadas. Los aplausos. Tus “todo está bien”. La emoción. Emplear en nuestro día a día todas esas actividades que quizás aprendimos con desinterés y hoy tanto nos ayudan a salir de esta rutina.

Siempre he sabido que la grandiosidad está formada de pequeñas cosas, gestos o emociones. Las personas no son grandes porque sí, son grandes por lo que transmiten, por lo que generan o por su esencia. Eso mismo pasa con los acontecimientos que nos rodean. Hace unos años aprendí a echar de menos, pero siguiendo la lógica ilógica de la vida, y jamás pensé que echaría de menos estas pequeñas cosas que han conformado mis días y una parte fundamental de mi vida. Hoy, sentada frente a este trasto, al que desearía no ver tanto en estos momentos, con un cálido olor a perrunillas que aromatiza mi salón y deja volar mi imaginación, recuerdo con añoranza todos estos instantes. Es increíble como los duros momentos nos hacen amar un poco más todo eso que tuvimos y que nos hizo ser; nos hacen valorar todo eso que sentimos y nos forjó el alma.

Pero ahora, permite mi osadía, al afirmar la genialidad que es sentirnos tan afortunados de tener esos recuerdos, de tener unas vidas tan felices, que quizás hasta ahora, no hemos sabido apreciar, y volverán.

Esta situación es excepcionalmente dura, pero sin duda, de todos estos momentos, yo voy a sacar algo claro, y espero que tú que me lees, también lo hagas. Espero, de verdad, que cada día te levantes feliz al saber qué tienes, al apreciar esas pequeñas cosas, esos detalles que nos hacen únicos. Desearía que este período de reflexión impuesto nos haga agradecer a todos esos que hacen de nuestros días y, en definitiva, de nuestra vida, un poco más llevadera.

Y cuando todo esto termine, porque terminará más pronto que tarde, no te quedes con las ganas de nada, y ríe, baila, salta, besa, y abraza. Abraza mucho. Abraza tanto hasta que sientas que tu alma se ha recompuesto. ¿Y después? Después sigue abrazando y no olvides, que esto también conformará tu esencia y formará parte de ti.